RuideroXXI.
Difusión y discusión de la música contemporanea.
jueves, 30 de abril de 2015
viernes, 13 de febrero de 2015
La Musicología y la Composición en el México del siglo XXI. Una reflexión.
Adrian García Martínez
Hablar de la composición en el siglo XXI resulta ser un terreno fértil pero, al mismo
tiempo muy peligroso. Se trata de un universo lleno de contrastes, de
un sin fin de claroscuros y de momentos de grandes aportaciones.
Hoy, el catálogo musical de México está obviamente reservado para los
nuevos compositores. La idea es muy alentadora, porque al final, habrá
nuevas partituras que interpretar. Pero, ¿cuál es el contexto real?
El contraste más claro del que puedo hablar es el del Conservatorio Nacional de Música y la Facultad de Música de la UNAM. Por su parte, el Conservatorio tiene el Taller de Composición, el cual fue antecedido por grandes compositores como Revueltas o Chávez, línea seguida y finalmente definida por Mario Lavista. Éste último formó a los compositores y compositoras que hoy a su vez guían a las nuevas generaciones de jovenes compositores en ambas instituciones. La Facultad de Música ha dado compositores bajo líneas estilísticas que van desde el Barroco hasta la llamada música nueva. Por su parte, el CNM invta a los estudiantes de composición a analizar y crear música bajo estándares similares, pero aquí, es donde aún no ha quedado claro qué quiere la Academia de Composición de sus alumnos.
La realidad del estudiante de composición es un espejismo en donde nadie se pone de acuerdo. Se menosprecia el valor de la crítica o el cuestionamiento de lo que se produce. El joven compositor menosprecia la figura del musicólogo (en formación o no) como principal actor en todos los aspectos y recursos que le pueda aportar.
Ambas disciplinas juegan un papel ponderante en el terreno artístico; y aunque la musicología tiene puertas abiertas a lo que se está creando, el compositor decide no entrar. A veces porque ambas pecan de soberbia o porque entre ambas no hay credibilidad.
Pero, ¿por qué no hay credibilidad? Hace algunos años, cuando pasé por la entonces ENM, los estudiantes de Posgrado de Musicología organizaron un ciclo de conferencias y conciertos llamado "Los musicólogos también tocan". El evento captó la atención, porque rompió la creencia de que sólo el musicólogo "desempolva libros", y que por tanto, su acercamiento a la interpretación es el mismo que el del instrumentista. Y aquí quiero señalar que uno de los principales problemas en el Conservatorio es que el plan de estudios para la licenciatura en musicología, limita el papel del estudiante como intérprete; esto deriva en el ataque constante de la comunidad musical en la institución hacia el musicólogo. Es pertinente entonces, que nosotros estudiantes de musicología, derribemos la barrera levantada, generando e interpretando un repertorio a elección y con nuestro propio instrumento e inclusive componiendo.
El escenario se vuelve más complejo, porque al estudiante de musicología se le ha negado la posibilidad de acercarse a una clase efectiva de análisis, se le ha negado acercarse a la composición; y por tanto, tenemos que buscar por fuera todos los elementos necesarios para "vivir al día" en un ambiente hostil. Hoy, quienes queremos dedicarnos a la musicología, somos conscientes de los retos a los que nos enfrentamos, además de las carencias que existen, y aunque el trabajo es duro, comenzamos a renovarnos.
Y qué hay en cuanto a la credibilidad del joven compositor: mientras la Facultad de Música genera y propone libremente su lenguaje con sus jóvenes compositores, el Conservatorio considera que su academia de composición avanza; pero, con pocos maestros y pocos titulados, realmente hay una carencia, no de producción, sino de calidad.
El estudiante de composición considera que lo que escribe tiene aportaciones vanguardistas y en algunos casos transgresores, pero seguimos "viendo cajas de zapatos vacías", en muchos casos. Lo que es considerado como "la obra", termina siendo un mero experimento sonoro o que imita estilos ya explorados que en su momento fueron apreciados por romper una linea convencional o tradicional. Hoy esa línea ya no funciona porque el arte vive una crisis y porque sus líneas están siendo orientadas hacia otros mercados. Y no se trata de darle gusto al nuevo mercado, se trata de analizar y reflexionar cómo utilizar ese mercado a su favor sin bajar la calidad de su discurso, dejando de lado la concepción de vanguardista o postmoderno.
El joven compositor debe arriesgarse y proponer el discurso que mejor le convenga pero con una visión más "terrenal". Debe dar apertura primero a los intérpretes, generando música para quienes desean tocar algo nuevo pero comprensible.
Segundo, compartir su lenguaje abierto a la crítica objetiva, es decir, trabajar de la mano del musicólogo para enriquecer su música bajo argumentos teóricos sólidos y que propongan e inclusive definan una línea estilística propia.
Tercero, dejar de lado la idea de que el maestro de composición es la voz máxima, pero sin negar que sus aportaciones serán importantes.
Entonces, es importante reflexionar qué nos podemos aportar el uno al otro, compositor y musicólogo. Dejar de vernos como ajenos y trabajar en conjunto para responder a las necesidades estéticas de nuestro presente, es decir no darle gusto al mercado como mencioné antes; pensando también que los libros de teoría nos siguen hablando de lo mismo: es tiempo de escribir un nuevo apartado sobre el lenguaje musical del siglo XXI y poner a la música mexicana del presente como música que debe ser escuchada e interpretada por su calidad y no porque "necesito escribir para ser compositor".
El contraste más claro del que puedo hablar es el del Conservatorio Nacional de Música y la Facultad de Música de la UNAM. Por su parte, el Conservatorio tiene el Taller de Composición, el cual fue antecedido por grandes compositores como Revueltas o Chávez, línea seguida y finalmente definida por Mario Lavista. Éste último formó a los compositores y compositoras que hoy a su vez guían a las nuevas generaciones de jovenes compositores en ambas instituciones. La Facultad de Música ha dado compositores bajo líneas estilísticas que van desde el Barroco hasta la llamada música nueva. Por su parte, el CNM invta a los estudiantes de composición a analizar y crear música bajo estándares similares, pero aquí, es donde aún no ha quedado claro qué quiere la Academia de Composición de sus alumnos.
La realidad del estudiante de composición es un espejismo en donde nadie se pone de acuerdo. Se menosprecia el valor de la crítica o el cuestionamiento de lo que se produce. El joven compositor menosprecia la figura del musicólogo (en formación o no) como principal actor en todos los aspectos y recursos que le pueda aportar.
Ambas disciplinas juegan un papel ponderante en el terreno artístico; y aunque la musicología tiene puertas abiertas a lo que se está creando, el compositor decide no entrar. A veces porque ambas pecan de soberbia o porque entre ambas no hay credibilidad.
Pero, ¿por qué no hay credibilidad? Hace algunos años, cuando pasé por la entonces ENM, los estudiantes de Posgrado de Musicología organizaron un ciclo de conferencias y conciertos llamado "Los musicólogos también tocan". El evento captó la atención, porque rompió la creencia de que sólo el musicólogo "desempolva libros", y que por tanto, su acercamiento a la interpretación es el mismo que el del instrumentista. Y aquí quiero señalar que uno de los principales problemas en el Conservatorio es que el plan de estudios para la licenciatura en musicología, limita el papel del estudiante como intérprete; esto deriva en el ataque constante de la comunidad musical en la institución hacia el musicólogo. Es pertinente entonces, que nosotros estudiantes de musicología, derribemos la barrera levantada, generando e interpretando un repertorio a elección y con nuestro propio instrumento e inclusive componiendo.
El escenario se vuelve más complejo, porque al estudiante de musicología se le ha negado la posibilidad de acercarse a una clase efectiva de análisis, se le ha negado acercarse a la composición; y por tanto, tenemos que buscar por fuera todos los elementos necesarios para "vivir al día" en un ambiente hostil. Hoy, quienes queremos dedicarnos a la musicología, somos conscientes de los retos a los que nos enfrentamos, además de las carencias que existen, y aunque el trabajo es duro, comenzamos a renovarnos.
Y qué hay en cuanto a la credibilidad del joven compositor: mientras la Facultad de Música genera y propone libremente su lenguaje con sus jóvenes compositores, el Conservatorio considera que su academia de composición avanza; pero, con pocos maestros y pocos titulados, realmente hay una carencia, no de producción, sino de calidad.
El estudiante de composición considera que lo que escribe tiene aportaciones vanguardistas y en algunos casos transgresores, pero seguimos "viendo cajas de zapatos vacías", en muchos casos. Lo que es considerado como "la obra", termina siendo un mero experimento sonoro o que imita estilos ya explorados que en su momento fueron apreciados por romper una linea convencional o tradicional. Hoy esa línea ya no funciona porque el arte vive una crisis y porque sus líneas están siendo orientadas hacia otros mercados. Y no se trata de darle gusto al nuevo mercado, se trata de analizar y reflexionar cómo utilizar ese mercado a su favor sin bajar la calidad de su discurso, dejando de lado la concepción de vanguardista o postmoderno.
El joven compositor debe arriesgarse y proponer el discurso que mejor le convenga pero con una visión más "terrenal". Debe dar apertura primero a los intérpretes, generando música para quienes desean tocar algo nuevo pero comprensible.
Segundo, compartir su lenguaje abierto a la crítica objetiva, es decir, trabajar de la mano del musicólogo para enriquecer su música bajo argumentos teóricos sólidos y que propongan e inclusive definan una línea estilística propia.
Tercero, dejar de lado la idea de que el maestro de composición es la voz máxima, pero sin negar que sus aportaciones serán importantes.
Entonces, es importante reflexionar qué nos podemos aportar el uno al otro, compositor y musicólogo. Dejar de vernos como ajenos y trabajar en conjunto para responder a las necesidades estéticas de nuestro presente, es decir no darle gusto al mercado como mencioné antes; pensando también que los libros de teoría nos siguen hablando de lo mismo: es tiempo de escribir un nuevo apartado sobre el lenguaje musical del siglo XXI y poner a la música mexicana del presente como música que debe ser escuchada e interpretada por su calidad y no porque "necesito escribir para ser compositor".
Febrero 2015
viernes, 12 de diciembre de 2014
¡Fiesta en el Encuentro Universitario Internacional de Saxofón! Reseña de concierto.
Orquesta de saxofones de Costa Rica |
La tarde del pasado 5
de diciembre en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, se presentaron los conciertos de
clausura del Encuentro Universitario Internacional de Saxofón 2014. Un día de
fiesta para jóvenes estudiantes y profesionales de este instrumento. Al entrar
al patio principal, se podía ver y escuchar saxofonistas por todos lados. Eran
los integrantes de la Orquesta de saxofones de Costa Rica, que se preparaban
para dar inicio al primer concierto de gala de la noche.
Aunque desde el martes
se habían llevado a cabo importantes conciertos y concursos, había gran
expectativa por los eventos del viernes. En primer lugar, la Orquesta
proveniente de Costa Rica estrenó la obra EXOESQUELETO del
reconocido compositor mexicano Felipe Pérez Santiago, con la saxofonista Sofía
Zumbado como solista. También, fue el estreno de la obra Cuento #2 del
compositor y saxofonista costarricense Nelson Ramírez, quien además es miembro
de este grupo.
En segundo lugar tocó
el cuarteto Anacrúsax. Concierto importante pues se presentó a Jonathan Garrido
como nuevo integrante en el saxofón barítono y se estrenó la obra Del viento del joven compositor Eber
García. Finalmente, la leyenda viviente, Greg Osby cerraría con lo mejor de
jazz contemporáneo.
Greg Osby en concierto |
Los integrantes de la
Orquesta de Costa Rica salieron al escenario para encontrarse con una sala “Xochipilli”
llena. Las personas se sentaban en las escaleras o se quedaban paradas sólo
para ver el esperado concierto. El programa fue –casi en su totalidad- de
música latinoamericana con la excepción de un arreglo de una pieza tradicional
Escocesa. Finalmente, después de agradecer a los organizadores del encuentro y
a las personas e instituciones que hicieron posible la participación de la
Orquesta en este evento, el director de la orquesta Javier Valerio pidió un
fuerte aplauso para Sofía Zumbado.
“Literalmente, yo
quiero que el escucha esté al borde de su asiento.” Nos comentaba, en una
entrega anterior, el compositor de la
obra EXOESQUELETO. Desde el momento en que empezó la obra, la atmosfera se
cargó de electricidad. De un pulso constante y rápido, había momentos en los
que la solista lucía el gran virtuosismo que requería esta obra; otros, en los
que se fusionaba con la orquesta para llegar a un clímax; y los menos, en los
que el saxofón solo descansaba mientras la orquesta tocaba.
La gran posibilidad tímbrica
del saxofón permitió al compositor generar texturas y timbres diversos, mezclando
de una manera brillante un lenguaje contemporáneo con un trabajo polifónico y contrapuntístico
muy depurado. Todo esto interpretado de
manera magistral por Sofía y la Orquesta a cargo de Javier.
Después de una lluvia
de aplausos, el concierto continuó. Se estrenó Cuento #2 una pieza muy interesante para percusión y orquesta de
saxofones. Finalmente, se interpretó El Manisero
popular canción cubana dedicada al saxofonista y organizador del evento Roberto
Benítez Alonso.
Jonathan Garrido |
El concierto de gala
continuó a cargo del concierto Anacrúsax. Jonathan Garrido, reciente integrante
del cuarteto, quién había participado en Encuentros pasados como concursante y
en conciertos; nos comentó que este concierto fue uno de los más importantes
para él. Y aunque confiesa haber estado nervioso también nos dice haber “sentido
mucha buena vibra” y está muy contento con la “energía que logramos en las
butacas”. También se muestra emocionado por los proyectos futuros para
Anacrúsax.
En las interpretaciones
expusieron obras novedosas de compositores jóvenes como Eber García. La idea de
esta obra (nos comenta el compositor) surge a partir de la tragedia que ocurre
en México y el cuarteto la interpreto dándole un carácter muy oscuro, como de
luto. Empezó con la recitación de un poema y toda la sala quedó en penumbra
hasta que terminó la pieza. El cuarteto también trabajo en colaboración con el
jazzista Greg Osby quién hizo una composición para cuatro saxofones y saxofón
solo.
Agradecemos muy cordialmente a los organizadores de este Encuentro, especialmente a Sofía Zumbado por permitirnos formar parte del mismo.
domingo, 7 de diciembre de 2014
El tercer entorno o la epopeya del cuerpo que buscaba abarcar el infinito. Reseña y entrevista.
El tercer
entorno o la epopeya del cuerpo que buscaba abarcar el infinito
“Todo comenzó
con la explosión cósmica original…y todo terminara cuando todas las estrellas
se extingan”
Isaac
Asimov - “La Última Pregunta”
Entre los principales
objetivos de RuideroXXI, se encuentra difundir trabajos originales y proyectos
de calidad que se realizan en México. Aunque con anterioridad se ha informado mayormente
de presentaciones en el ámbito musical, en esta ocasión les traemos un proyecto
de dirección de escena, en el que convergen varias artes abordadas desde diversas
perspectivas para crear un solo lenguaje. Si bien pudiera ser llamado teatro
experimental o teatro de imagen, lo cierto es que es más que eso. Es una
propuesta visual, auditiva e incluso sensorial que desde el primer momento en
el que te encuentras en ella te obliga a experimentar la función como algo
único, un momento que te envuelve sin censura en la exploración de la aparición
cuerpo y su evolución hasta el fin de los tiempos.
“El tercer
entorno o la epopeya del cuerpo que buscaba abarcar el infinito” es el proyecto
de maestría en dirección escénica de Víctor Isordia Cervantes. Se estreno el 25
de noviembre y finalizará la próxima semana con tres funciones: Lunes 8, Martes
9 y Miércoles 10 de diciembre a las 20:30 hrs. en el Teatro El Milagro (Milán
24, Col. Juárez, cerca de insurgentes y reforma, así como del metrobús Hamburgo
y metro Cuauhtemoc). El costo del boleto es de $100 y $60 pesos con descuento.
Si estás interesando en un descuento para cualquiera de estas tres funciones,
manda un correo a la dirección lombera@gmail.com con el asunto boletos
para el tercer entorno.
A continuación
les compartimos la entrevista realizada a Víctor Isordia, director y compositor
del texto, así como algunas impresiones del equipo de trabajo acerca de cómo
fue el proceso creativo del proyecto.
RuideroXXI:
¿Cómo se origina el proyecto?
Víctor Isordia:
Nace como un proyecto de carácter hipotético, un requerimiento para entrar a la
maestría en dirección escénica. En un principio sólo era eso, fue hasta el
tercer semestre de la maestría que decido continuar con él. Cabe mencionar que
de aquella estructura del proyecto hipotético a lo que terminó siendo, se pasó
por cambios tremendos, desde el texto hasta la concepción estética final.
RXXI: ¿Cuáles
fueron esos cambios?
VI: Son
demasiados para numerarlos. Un cambio fundamental fue que al texto original, se
le unió un segundo, luego se combinaron y finalmente se construyó un nuevo
texto a partir de lo que los anteriores me habían despertado. En cuanto a la
concepción estética fue muy parecido. De la idea original a donde terminó, se trata
de cosas totalmente diferentes. Creo que el material de trabajo que se fue
explorando por parte de todo el equipo creativo, se fue desgastando de tal
manera que lo que quedó finalmente es el material más puro al que se podía
llegar.
RXXI: ¿Cuál es
el interés de llevar a cabo este montaje?
VI: Yo siempre
parto de una duda personal. De algo que tengo ganas de cuestionar, indagar
sobre ello. Creo que es mi manera de generar conocimiento. En este caso me
interesaba cuestionar la relación del cuerpo y la máquina. Tengo dudas sobre el
futuro del cuerpo y hacia donde puede evolucionar. Esa fue la cuestión de
partida para la realización de este proyecto.
RXXI: ¿Qué
piensas acerca del resultado obtenido?
VI: Aún no puedo
responder de lleno sobre los objetivos alcanzados con este proyecto. Lo que sí
puedo decir es que me parece fabuloso lo que se logró en cuanto a trabajo en
conjunto. Me parece que cada uno de los creativos involucrados se entregó al
proyecto y aún mejor, creo que logramos amalgamar los discursos de todos en uno
solo.
Ana Vértiz, actriz
de “El tercer entorno…” nos comenta lo siguiente: “Llegue al proyecto por
invitación de Víctor, anteriormente ya había trabajado con sus compañeros y sabía que la experiencia podría estar chida.
Comenzamos a trabajar desde junio y nos dedicamos a hacer exploraciones de
movimiento, entrenábamos y explorábamos distintas cosas físicas” “…en general
fue un proceso bastante chido, cuando Víctor nos dijo qué personajes haríamos
Enrique y yo, nuestro trabajo se volvió un poco más interesante y complicado.
Tuvimos que hacer exploraciones de otro tipo, trabajar con la atención, la
neutralidad del rostro, fue muy extraño pero interesante” “Cuando entramos al
espacio fue impresionante ver todos los lenguajes que se habían reunido, sin
duda el trabajo creativo de muchas personas, cada uno con gran importancia y
eso fue muy grato de ver”.
También les comparto
mis visiones acerca del proyecto. Por un lado tuve el gusto de hacer la
composición musical y el diseño sonoro, lo cual fue un proceso muy interesante
al poder trabajar en un proyecto que buscaba generar ambientes específicos,
pero muy distintos a lo que me había enfrentado antes. El proyecto es muy
amplio, abarcar la historia del cuerpo y también del universo manteniendo la
estética futurista que nos proponíamos ya es un reto por si mismo.
Platicando con
Víctor fuimos definiendo lo que requería cada escena y la historia que estamos contando
de fondo. Que aunque es totalmente lineal, pasan millones de años en una hora
de función. Cada escena tiene puntos importantes de la historia, contada por
los diversos elementos: actuación, texto, visuales, escenografía, vestuarios,
música, etc.
La música busca
mantener la estética futurista pero también creando una evolución a la par de
la historia, pasando de sonidos más orgánicos, ásperos y sucios a sonidos completamente
digitales y limpios. Otro aspecto
interesante fue el manejo del texto, ya que el propósito no es que sea digerido
fácilmente por el espectador, si no que a partir de los fragmentos que se
entiendan cada persona vaya formando la historia, lo cual también permitió el
juego de diversos elementos para tratar la voz humana como sonido puro y
descomponer su significado.
Por otro lado,
tuve la oportunidad de vivir esta experiencia como espectador durante la quinta
función y me pareció fenomenal. Es muy diferente toda la parte de creación
visto desde la música a encontrarte envuelto en todo esta locura que pasa en
escena y que se combina para crear las atmósferas que se necesitan. Sin duda es
una propuesta original, interactiva, abstracta e interesante, que si te dejas
empapar de ella, podrás apreciar y disfrutar la experiencia en cada uno de los
elementos que la conforman.
Por último me gustaría
agradecer a todo el equipo creativo, cada uno aporto un factor muy importante a
la realización y el resultado de este proyecto. Ellos son:
Cuerpos
(elenco): Alejandro Huicochea Morales, Ana Vértiz Lavaniegos, Darling Lucas,
Enrique Campos, José Antonio Becerril y Zayra Solano
Dirección y
texto: Víctor Isordia Cervantes
Asistente de
dirección y registro: Fernando Chagoyán
Producción:
Tania H. Palomares
Escenografía:
Aurelio Palomino
Iluminación:
Alita Escobedo
Diseño de
vestuario: Fiama Díaz
Realización de
vestuario: Jorge Moreno Villalobos, Aurelio Palomino y Fiama Díaz
Textiles
interactivos: Jorge Moreno Villalobos
Realización de
prótesis: Paola Palacios
Composición
musical y diseño sonoro: Aldo Lombera
Visuales y arte
gráfico: Pavel Rentería
Aldo Lombera
México, D.F.
Diciembre 2014
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