lunes, 9 de junio de 2014

Los compositores hablan: Mario Mendoza, Stultifera Navis




“A menudo, las ciudades de Europa debieron ver llegar estas naves de locos”[1]

“Stultifera Navis” es una pieza para soprano sola dedicada a Silvia Camacho quien, con una magnífica interpretación, la estrenó el 12 de mayo del año en curso en su concierto “La voz en la siglos XX y XXI” en el Conservatorio Nacional de Música.

Esta pieza toma como punto de partida la obra pictórica: “la nave de los locos” de Hieronymus Bosch, mejor conocido como “el Bosco”, donde se nos muestra un pequeño navío con pasajeros pertenecientes a diferentes rubros sociales, y que a simple vista podemos dilucidar que no son parte de aquello de lo que la sociedad humana se enorgullezca. La soprano en este caso representa esta nave, el vehículo que lleva en si todas estas facetas humanas que emergen una a una en el transcurso del tiempo, y que pareciera que el único acto que las mantiene en unidad es el simple hecho de que todas ellas son parte del mismo viaje.

Como proceso compositivo, delimité ciertas facetas humanas con diferentes características musicales para que la soprano no interpretara un solo personaje sino más bien varios personajes que articularan entre ellos el discurso musical. Por lo tanto tenemos por ejemplo, el personaje que está delimitado por el empleo del canto gregoriano con el uso de vocales, timbre nasal y ritmo holgado, en contraposición con el que está delimitado por el uso de gritos, silabas explosivas y ritmo muy marcado; por mencionar algunos. A estos personajes los remarca aún más el timbre de las percusiones corpóreas, que no solo están usadas como un elemento musical, sino también por su estrecho vínculo con un estado emocional y la teatralidad que inevitablemente esto conlleva. Para llevar el discurso de esta obra no existe un texto, por lo tanto no existen personajes que sean parte de una narrativa textual, sino más bien personajes construidos a través de sonidos peculiares, que a su vez los establecen dentro de un enmarcado perfil, que he denominado “personaje sonoro”. La pieza es cíclica, pues termina con los elementos musicales con los que comenzó, por lo tanto, al escucha se le invita a pensar que esta nave-soprano se encuentra en medio de un eterno naufragio, de un viaje que comenzó, pero que ninguno de sus pasajeros se planteó cuál sería su destino.
Mario Mendoza
Mexico, D.F.
Junio 2014




[1] Foucault, Michel, Historia de la locura.

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